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Humor interactivo




Los 5 métodos infalibles

para NO conseguir trabajo

 

Edgardo, Andrea, Gustavo, Claudio y Juan Nahuel nos muestran con sus historias y metidas de pata, cómo continuar dentro de los altos índices de la desocupación.

Historias para reírse un poco y tratar de nunca copiar.

Y compadecer a los entrevistadores que están "del otro lado" ...





1

Edgardo, el derrotado antes de comenzar

-Entrevistador: ¿Tuvo algún inconveniente para llegar?

-Edgardo: ¡No sabe!... ¡casi me pierdo!, es que seguí de largo. Cuando vi el edificio de la empresa me dije acá no es, me equivoqué de dirección. ¡Semejante edificio! ... es imponente... yo hace rato que no tengo suerte. ¡Qué me iba a imaginar que era una empresa tan grande!... seguro que ya tienen un candidato con más antecedentes (lo que no dijo fue que estaba seguro que lo llamaron para cubrir apariencias, y que con seguridad el puesto ya estaba designado para un acomodado puesto a dedo).

-Entrevistador: Cuénteme un poco de su historia.

-Edgardo: ¿Mi historia laboral? Y... está ahí... en el curriculum que mandé, muchos antecedentes no tengo. ¡Yo no sé que le parecerá! ... a mí me preocupa un poco, ¿y si me piden algo que no sé hacer, o que no tengo experiencia?

-Entrevistador: Pero nuestra propuesta, Edgardo, es un programa para jóvenes profesionales sin experiencia laboral.

-Edgardo: Sí, sí ya leí que es una pasantía, pero... ¿vio cómo está la universidad?, ¡yo no sé si estoy bien preparado!

-Entrevistador: Acá estoy viendo su rendimiento académico...

-Edgardo: Sí, claro si mira el promedio, fue 8,75 y me dieron el diploma de honor; además la fundación Xontex me designó "la promesa del año'95", pero eso fue cuestión de suerte ¡Cómo serían los otros candidatos!...

-Entrevistador: Pero... ¿y los idiomas?

-Edgardo: Bueno, hablo alemán, inglés y portugués. Pero espere... ¡habría que ver!... El alemán lo hablo porque mis padres son alemanes y en casa se usa ese idioma todo el tiempo. Usted pensará que porque viví en Bremen cuando era chico y terminé la secundaria allá, en Alemania; pero... a lo mejor un egresado del Goethe Institut lo habla con más propiedad. Y el portugués... está bien, el Instituto Luso-Argentino me dio la beca al mejor estudiante y me mandaron a perfeccionarme a Portugal... pero porque no había muchos postulantes... que sino... ¡qué voy a ganar!... el inglés no, ahí estoy bien, lo estudié muchos años, en los mejores institutos, pero no hay que fiarse... si un día me toca hablar con un norteamericano de... ¡Iowa!... ¿y si por ahí tiene un acento raro o algo así y entiendo algo mal? ... ¿Se imagina qué papelón?...

-Entrevistador: ¿En qué puesto se imagina?. Le propongo que se relaje y fantasee un poco.

-Edgardo: Y... qué quiere que le diga... en fin... yo soy ingeniero industrial; muy bien dónde puedo estar no sé.

-Entrevistador: Bueno no digamos ahora, pero... ¿qué se imagina haciendo dentro de cinco años?

-Edgardo: ¿…?

-Entrevistador: ¡Ánimo, hombre! ¡Arriesgue un poco!

-Edgardo: ¿La verdad? ¿Le digo? ... yo le digo.. Si me toman... ¡capaz que dentro de cinco años todavía estoy sacando fotocopias y sirviéndoles café!




2

Andrea, la extrovertida

Se presenta a la entrevista con un retraso de 15 minutos.

-Andrea: La demora no fue culpa del tránsito, ¡no... qué va! Mi hijo menor, Carlitos de tres años y medio, se hizo pipí encima, y eso que ya pide, pero... ¡Está excitado porque su mami busca trabajo! (hace tres meses que busco y nada). Así que paré todo y lo cambié. Porque... ¡qué le voy a hacer! ¡Tengo una mucama que es una dormida!... no confío en ella... la tengo porque soy una inútil en la casa y sin ella... ¡Cómo me arreglo!... Además, con todo lo que tengo que hacer... ir a la facultad (todavía no terminé, se imagina con los chicos... ¡se hace difícil cumplir!, además ir a las entrevistas de empleos (esta creo que es la decimocuarta, todavía no me llamaron de ninguna)... perdón... ¿por dónde íbamos? ... ¡Ah! Sí, además de la facu, los martes voy a gym total, y ahora me anoté en un curso de pintura sobre madera que me tiene recopada...

Tom, el entrevistador, mudo desde hace cinco minutos, mira con extraña fijeza la puerta. No parece advertir lo bien que le sienta a Andrea la gimnasia, ni siquiera la miró cuando ella se acercó a su escritorio y comenzó a arreglarle los papeles que tenía encima (se inclinó para acomodarle los cajones, pero de pronto se acordó que llevaba la mini blanca que no la dejaba agacharse ni en casos de fuerza mayor, así que retornó a su asiento).

-Andrea: En fin, soy muy espontánea, no doy vueltas para decir las cosas. Si tengo que decirle desde cuando no trabajo se lo digo y chau y... a ver... sí, desde hace cinco años (desde que me casé, ¡claro!). Bueno, antes que pregunte, lo de computación lo puse en el CV porque siempre piden lo mismo, pero la verdad, desde la Commodore 64 que tenía mi hermanito más chico para acá, no veo una ni en fotos... ¡Hablando de fotos! ¿Uds. pedían una con el CV? Mire, no sabía por cual decidirme, le traje tres. Unaaaa... espere, ¡ésta, casualmente!... ¡Sí! En la que estoy regando el jardín... bueno, no se ve bien porque mi marido justo puso el dedo en el objetivo... En esta otra soy la cuarta de la izquierda en la tercer fila, acá, ¿ve? Al lado del gordito de anteojos; esa es de la graduación de la secundaria, y después... está esta otra... no sé si el vestido le parecerá un poco atrevido pero es el del casammm... ¡eh! ¡eh!... espere... no empuje, ¡deje que le cuente! ¿Cómo que la entrevista terminó? ... ¿Cuándo me llaman?... ¡Ufff...! ¡qué tipo nervioso!

 




3

Gustavo, el delfín

Gustavo, (23 años, graduado universitario), recién llegado de cumplir un curso en una pequeña universidad norteamericana (solventado con fondos paternos), se dispuso a armar su campaña de marketing personal. Asistido por un amigo que estudia diseño gráfico (y que no tiene ni la más remota idea de cómo se diseña un CV) armó su curriculum. La impresión la realizaron en un fulgurante papel adquirido en tienda neoyorquina (también con fondos paternos).

En cuanto al texto, empleó su mejor esfuerzo e ingenio. Logró convertir sus magros antecedentes en un ejemplar de varias páginas. Recurrió a los más creativos recursos (separó cada ítem en páginas distintas, agrandó la tipografía, adjuntó fotocopias de cuanto cursito hizo, agregó hasta una fotocopia color de sus medallas del secundario, obtenidas en deportes (¡por supuesto!), inventó algunos cursos y seminarios a los que nunca había concurrido e incluyó una versión en inglés. Terminada la "obra maestra", la envió a las trescientas empresas de punta. Y se dedicó a esperar los llamados. Esperó y esperó... las llamadas no llegaron nunca.

Finalmente, harto de la "ceguera de los empresarios argentinos", le pidió a su tío (hombre influyente) un contacto en "por lo menos una de las tres mejores consultoras de empresas de Argentina". Afortunadamente el pedido tuvo frutos. Gustavo fue invitado a conversar con un representante de una consultora líder en el mercado.

El día de la entrevista, la secretaria de su padre tuvo que avisar que la misma demoraría pues Gustavo estaba retenido a causa del mal tiempo en el aeropuerto de una ciudad veraniega en la que pasaba el week-end...

Cuando la reunión pudo concretarse, Gustavo, para no perder tiempo, le hizo saber cuánto podía aportar él para el crecimiento de la organización (organización que ostenta un nombre, con 60 años de trayectoria brillante, consultores asociados en todo el planeta, 8000 profesionales a su servicio y una clientela compuesta por las más famosas empresas del mundo).

Gustavo, en tanto encendía un humeante cigarrillo y se apoltronaba en el sillón, le comentó que creía que la posición acorde con sus condiciones sería probablemente la de asesor en el área de finanzas (con vistas a obtener en un plazo razonable la gerencia del área).

Su interlocutor no parecía inmutarse. Trataba de esforzarse por no dejar translucir sus sentimientos, recordando que tenía frente a sí al sobrino de un gran amigo. Resolvió que, en homenaje a esa amistad de tantos años, aún podía soportar a Gustavo otro par de minutos. El muchacho aprovechó ese espacio para tomar examen (¡él!) a su entrevistador (cargo que ocupaba, experiencia, etc.).

El ejecutivo se puso de pie, le estrechó la mano y le dijo suavemente mientras lo acompañaba hasta el ascensor, que por el momento, "lamentablemente", no tenía nada que ofrecer a un joven "tan destacado". Mientras se aprestaba a descender, Gustavo expresó un decidido "¿cuándo me van a llamar?".

- Le prometo tenerlo en cuenta para un futuro... lejano... muy lejano.

 




4

Claudio, Hoy-no-es-tu-día

- ¡Hola! Soy Claudio, tengo una entrevista.

- Sí. - dijo la secretaria de recepción, con cara de pocas pulgas - pero éste es el decimoctavo piso "Planeamiento y Producción" y lo que Ud. busca es "Personal y Relaciones Industriales" y eso está en el sexto piso.

- ¡Ah, claro, tiene razón! Bueno dieciocho, sexto se parecen ¿no? Esteee... ¿por dónde voy?
- Por el mismo ascensor por el que subió.

- ¡Uy, que e...! Esteeee... claro... gracias.


- Buenaaaaaaas, soy Claudio. Tengo una entrevista.

- ¿Claudio qué?

- Claudio González, recibí una carta y...

- Déjeme la documentación y espere.

- ¡Documentación! ¿Qué documentación?

- Junto con la carta recibió un formulario azul que debía traer completado para la entrevista.

- ¿El papelito azul? ... ¡uy!... ¿era muy importante?

- Bueno, en ese caso, y para que no tenga que volver, aquí tiene uno para que complete; hágalo antes de las quince horas pues la entrevista es grupal y si no está en horario no podrá hacerla.

- ¡Sí!... ¿me presta una lapicera?... gracias.

Faltando escasos instantes para el comienzo de la evaluación, Claudio sigue completando las preguntas del formulario. Los restantes postulantes ya han llegado y se encuentran listos para la reunión.

En tanto, Claudio se siente realmente apremiado a dos puntas: lucha con el reloj y simultáneamente con cierta necesidad imperiosa de hacer una pasada por el toilette. Trata de concentrarse en el formulario, pero su cuerpo ordena otra cosa. Deja el papel azul y sale corriendo. Pierde valiosos minutos. Raudo, atraviesa el hall. Los postulantes han desaparecido. El reloj indicaba las 15 y 15. Corrió hacia la primera puerta que vio, llevándose por delante un importante cenicero de pie. Tratando de acomodarlo, regó con ceniza la alfombra, el traje y su formulario azul que, sacudido con energía, tomo aspecto algo ajado. No era momento de detenerse en minucias. Abrió la puerta y encontró un despacho desierto. Tentó en la siguiente, que resultó ser la buscada. Se introdujo un poco precipitadamente. Sus mejillas mostraban un rojo subido y su frente lucía perlada de gotitas.

Se sentó con el resto del grupo, ensayando una sonrisa a su vecina de asiento, pero ésta ni lo miró. Alguien le alcanzó unas hojas con unos dibujos y algunas preguntas impresas. Los demás, que en los minutos previos habían recibido las pautas de la evaluación, ya habían completado el ejercicio e iban entregando los papeles.

Quedó solo; sus ocasionales compañeros fueron a otro sector, donde recibieron una nueva consigna, que Claudio tampoco pudo escuchar. Por el momento, se preguntaba qué cosa debía hacer con aquellos dibujitos. Comenzó a sudar. Hizo lo que creyó mejor y entregó las hojas. Llegó al segundo sector cuando los demás acababan de terminar. Nuevos papeles, nueva consigna, nueva incertidumbre... y más sudor.

Se aflojó la corbata. Los anteojos resbalaban por su nariz empapada, y tenía que sujetarlos con su mano izquierda. La nueva tarea la completó con rapidez, tratando de alcanzar al grupo que se encontraba reunido en una especie de círculo debatiendo sobre algún punto que Claudio ignoraba. Se unió a ellos y suspiró aliviado.

La distracción tuvo su precio: sus anteojos resbalaron, cayendo junto a los pies de una rubia de tipo germano que lo miró con desprecio, sin hacer ni siquiera un amago de retirar sus zapatos peligrosamente cercanos a los lentes. Su suplicante mirada tuvo respuesta en el empujón que con el pie dio la rubia a los anteojos, para "alcanzárselos".

Al anochecer, en cuatro patas, y asistido por le personal de limpieza, Claudio seguía buscándolos.

Del resultado de su entrevista, nunca quiso hablar.

 




5

Juan Nahuel , el hipertécnico

-Entrevistador: Hoy nos hemos reunido para tener una charla introductoria, que hará que lo conozcamos un poco, y simultáneamente me permitirá chequear algunos aspectos de su personalidad. Luego voy a contarle un poco cuál es el perfil de la empresa y usted podrá hacerme las preguntas que crea oportunas. Finalmente, una vez terminada esta conversación, voy a elaborar un pequeño informe de esta charla, que se va a adjuntar a su CV.

Luego, en unos pocos días más, si resulta preseleccionado, Ud. tendrá la oportunidad de reunirse en la empresa, con un colega suyo. En el caso de resultar elegido para la posición que buscamos, ya habrá conocido a su futuro jefe, pues se trata de la misma persona. Con él, además de la conversación sobre su experiencia profesional, realizará una pequeña prueba de aptitudes técnicas.

Así que, yo le diría que tome esto de hoy casi como una conversación informal para conocerlo y nada más. Bien, comencemos. Aquí veo que además de sus títulos en Investigación Operativa e Ingeniería de Sistemas, usted está especializado en diseño de sistemas para investigación.

-Juan Nahuel: Así es.

-Entrevistador: Me gustaría que me contara un poco que aspectos le resultaron más atractivos de su última posición.

- Juan Nahuel: Sí, el desarrollo del Sistema Matemol.

- Entrevistador: ¡Qué bien! Explíqueme por favor de qué se trata.

- Juan Nahuel: Bueno, desarrollamos un programa que permite trabajar en análisis matemáticos. En pocas palabras, es una herramienta de cálculo dinámica y mucho más eficiente que la Dervicel.

- Entrevistador: Vamos por partes. Quiero decirle antes que sigamos avanzando que soy sociólogo así que en estos asuntos de las matemáticas y las computadoras estoy un poco flojo. Prefiero que me lo explique en un nivel apto para un neófito, piense en que sólo trato de ver cómo se sentía en sus funciones. ¿Puede explicarme a grosso modo en que consistió su trabajo?

- Juan Nahuel: Trabajé en la realización de un programa que permite la operación de Álgebra, sean Vectores... Matrices, por ejemplo... ¡Cálculo con resolución de derivadas parciales de enésimo orden!... Para que se dé una idea... integra sumatorio y productorio de series ilimitadas... ¡eso no es todo!... ¡podemos trabajar con las aproximaciones de Taylor!

- Entrevistador: ¡Ajá! Esteee... - Tom a esta altura había abandonado toda intención de tomar nota de lo que refería Juan Nahuel. - ¿trabajaba en equipo con otros profesionales?

-Juan Nahuel: Bueno, sí y no, porque cuando hubo que trabajar sobre la programación procedural con estructuras IF-THEN-ELSE! ¿sabe qué pasó? ... bla... bla... aunque parezca irracional... bla... bla... bla... al realizar las funciones HYPERGEO.MTH, González no tuvo mejor idea de... bla... bla... al salir del área de 0=01 a 02, r=r1(0) a r=r2(0)... Martín, mi jefe, tenía dificultades porque se le colgaba al hacer el derive del ELSE al... bla bla bla... eso hizo que entonces optara por hablar con... bla...bla... bla. Así trabajábamos, ¿me entiende?

- Entrevistador: No tanto como quisiera. Mi intención es averiguar los motivos por los cuales usted dejó la empresa.

- Juan Nahuel: ¡Y claro! No podía ser de otra manera. Cuando alguien, (no me acuerdo ahora el apellido) dijo que usáramos el Pascal en la creencia de que si hacíamos un WHILE NOT EOF DO BEGIN estaba todo resuelto, yo me di cuenta de cómo venía la mano. Eso originó que en la Sección de Enlaces Operativos que manejaba con ... bla bla bla... le dijimos a Rodríguez que ... bla bla bla, así que no quedó otro camino... yo lo sentí mucho, pero creo que estaba claro y no dije más nada, usted entiende. ¡Son cosas de la vida! . ¿No le parece?

-Entrevistador: ZZZzzzz...ZZZzzz

-Juan Nahuel: ¡Uy! Se durmió... ¡justo cuando estaba en la parte más interesante!... ¿Ahora qué hago?...

 

Fuente: Revista Becas & Empleos Nº 95. Autora: Lic. Liliana Velarte

 


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