Por Francisco Ingouville (*) La negociación, en su sentido más amplio, es la coordinación de esfuerzos y distribución de beneficios. Puede ser un tironeo áspero y agresivo en el que todos pierdan o una reunión creativa en la que se cree valor para satisfacer las necesidades de todos. Pero básicamente es un diálogo en el que están en juego aportes y retribuciones. Casi toda conversación tiene algo de eso. Se intercambia información, la mayoría de las veces, con un objetivo... es decir estamos trabajando y poniéndonos de acuerdo sobre cómo se articulan las tareas de cada uno sin perder de vista lo que recibirán. Hasta cuando organizamos un programa para esta noche: - ¿Vamos
a comer? Sin duda, esta es una negociación menor e informal pero es útil darse cuenta que diariamente tenemos muchas circunstancias parecidas. Tanto en el trabajo como en la vida personal. Y no es mala idea analizar cómo operamos en nuestras negociaciones, chicas o grandes. Porque hay mucho margen para mejorar. Y no hay razón para estar derrochando valor en cada una de ellas cuando puede aprovecharse mejorando las relaciones y los resultados.
Con la
era de la información se ha achatado mucho la pirámide
de autoridad en las organizaciones. El gerente muchas veces tiene que
coordinar a gente sobre la que no tiene autoridad directa y en la práctica
no logrará mucho con ellos si no están motivados. Esto
se denomina management indirecto. Los resultados serán mucho
mejores si tanto el gerente como los demás miembros de un equipo
son buenos negociadores. Un buen negociador es una persona con la que
los otros quieren trabajar.
La ley de convertibilidad había establecido un orden parecido al de la ley de gravedad. Al desaparecer todo está flotando y no sabemos cómo pararnos. Surgen muchos problemas éticos que antes no existían. Se corre el riesgo de que algunos quieran aprovechar la situación para sacarle ventaja a otros. Para poder prepararse y actuar en consecuencia, es importante saber analizar una negociación y ver qué es lo que está ocurriendo. En estos tiempos recomendamos el siguiente decálogo:
Hay un
caso que usamos en algunos cursos. Un empleado pide aumento. Se lo niegan.
Informa que eso lo perjudica y que no sabe si va a poder concentrarse
tanto como antes en el cuidado de los costosos equipos que maneja. El
jefe lo toma como amenaza y le contesta que se olvide de su premios
por buena conducta y de que alguien haga la vista gorda con alguna llegada
tarde... Los dos salieron perjudicados, se van preocupados y la relación
empeoró. (*) 2002 - Francisco Ingouville es Lic. en Comercialización UADE
y MPA de Harvard University. Actualmente, se desempeña como Socio
de Ingouville & Nelson - Cursos de Negociación. Es mediador,
asesor en negociaciones y profesor en distintos países al servicio
de organizaciones como Naciones Unidas, Harvard University, Fundación
Ambiente y Recursos Naturales, Fundación Futuro Latinoamericano,
Banco Mundial, BID, Shell, FLACSO, y otras.
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